jueves, 29 de enero de 2009

Activismo

Cuento esta experiencia porque quizas le sirva a otros compañeros, que sin pensar la hice y me resulto muy grata, y la intensificare en dias venideros.
Saben que soy un "goloso" lector de Teresa de Calcuta, y una de las cosas que siempre leí de ella, y que me impacto, es que ella se metia en los "agujeros" como la gente pobre de los años 40/50 denominaba a sus "algo tipo casas".
Hoy salí al centro, con mi mochila y cargue material, sobre el grupo de autoayuda, y los panfletos de la escuela. Comencé a caminar y sin decir nada mas que buen dia sr., buen dia sra, entregaba papeles como alguien entrega propaganda de una casa de comercio, o de los ultra conocidos prestamos.
Hasta que de pronto pasé por una iglesia donde había a cada lado de la entrada una mujer amamantando un niño, mujeres jovenes ambas, mendigas, harapientas, las que sin duda son pasadas por encima por todos los que entran a la iglesia, y alguna viejecita se apiada y les da una monedilla, atenta a su lastimero cantico,"una monedita por favor"etc., etc.
Y me acorde de que Teresa decía que ella, veía a Cristo en los pobres mas pobres, en los mas discriminados... y allí estaban, y yo que estaba haciendo? (pasaba de largo como Benedicto...)
Estaba haciendo campaña de prevencion de vih, para la gente que pasaba, pasando por encima a esta gente, tan humana como nos, pero que no les daba bola. Me di cuenta, pedí perdon a Teresa, y volvi sobre mis pasos. Me senté al lado de una de ellas, se asustó, y temió, pero le demostré en instantes que debia confiar, y le hablé de violencia familiar y vih, fue breve, pero lo hice, me senti muy bien. Dejé las calles y me fui a otra iglesia, y ahora tome la decision de ir una vez por semana a porticos de iglesias.
Realmente es grato, satisfactorio, y sin duda que sirve, no nos olvidemos de los mas pobres. A veces esperamos hacer grandes campañas, ubatec fondomundial, etc., tv, anuncios gigantescos, y no llegamos a los que debemos llegar. Por favor veamos a esta gente. Son pares nuestros que por sus inmensas razones viven esa realidad que no podemos discutirla. Sólo acercarnos a escuchar, y dar información, y si es posible, articular para que tengan un pedazo de pan o un techo,
un abrazo amigo, y por ahí alguien puede hacer esto de forma anónima, en cualquier ciudad. No se necesita mucho.
Muy Feliz Año Nuevo

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